dimecres, 8 d’abril del 2009

Rinitis no alérgica

La rinitis no alérgica es una inflamación de la membrana mucosa de la nariz, caracterizada por un continuo goteo y congestión nasal, generalmente causada por una infección.

La nariz es el sector de las vías respiratorias superiores que se infecta con más frecuencia. La rinitis puede ser aguda (de corta duración) o crónica (de larga duración).

La rinitis aguda es el síntoma habitual del resfriado. Puede estar causada por virus y por bacterias. Si la causa son las bacterias, el médico las identifica y prescribe un antibiótico apropiado. Los antibióticos no son eficaces si la rinitis está provocada por un virus. En ambos casos, los síntomas pueden aliviarse tomando fenilefrina en forma de aerosol nasal o seudoefedrina por vía oral. Estos medicamentos, de venta libre, permiten la constricción de los vasos sanguíneos de la membrana. Los aerosoles nasales sólo deben utilizarse durante 3 o 4 días.

La rinitis crónica suele estar causada por el tabaquismo, la polución del aire o las alergias. También puede deberse a infecciones tales como sífilis, tuberculosis, rinoscleroma, rinosporidiosis, lepra, leishmaniasis, blastomicosis e histoplasmosis. Estas infecciones destruyen el tejido blando, los cartílagos y los huesos.

Los síntomas de rinitis crónica son la obstrucción de los conductos nasales y el goteo de la nariz. Cuando la rinitis está causada por una infección, es muy frecuente que se produzcan secreciones de pus y hemorragias.

El médico intenta identificar los microorganismos responsables de la infección realizando una biopsia (extracción de una pequeña cantidad de tejido para su examen al microscopio) o tomando una muestra de la secreción nasal para su cultivo (crecimiento de microorganismos en el laboratorio). El tratamiento depende del microorganismo identificado.

La rinitis atrófica es una rinitis crónica en la que la membrana mucosa se vuelve más fina (atrofia) y se endurece, haciendo que los conductos nasales se ensanchen, siendo ésta la principal diferencia entre la rinitis atrófica y las otras formas de rinitis. La causa es desconocida, a pesar de que una infección bacteriana probablemente esté implicada. Se forman costras dentro de la nariz, de la que emana un olor desagradable.

Las células que normalmente se encuentran en la membrana mucosa de la nariz (células que segregan moco y tienen proyecciones, filamentos semejantes a las pestañas, que expulsan las partículas de polvo) son reemplazadas por células similares a las que se encuentran en la piel. La persona pierde el sentido del olfato (anosmia) y puede tener graves hemorragias nasales recurrentes. El tratamiento trata de reducir la formación de costras y eliminar el olor.

Los antibióticos, como por ejemplo la bacitracina vaporizada dentro de la nariz, mata las bacterias; los estrógenos y las vitaminas A y D vaporizadas dentro de la nariz o tomados por vía oral, pueden ayudar a estimular la secreción mucosa. Bloquear o estrechar los conductos nasales mediante cirugía o con una almohadilla de lana, reduce la formación de costras porque disminuye el paso del aire, que causa la sequedad de la delgada membrana mucosa.

La rinitis vasomotora es una rinitis crónica caracterizada por una dilatación de los vasos sanguíneos en la membrana mucosa de la nariz, por estornudos y por goteo nasal. Su causa es desconocida, pero no parece ser una alergia. Este trastorno aparece y desaparece, pero empeora con la sequedad del aire.

La membrana mucosa inflamada varía del color rojo intenso a un color morado. No se forman costras ni hay secreciones de pus. El tratamiento se dirige a aliviar los síntomas, pero no siempre es eficaz. El aumento de la humedad del ambiente, mediante un sistema de calefacción central humidificado o un vaporizador en la casa y el trabajo, puede ser de gran ayuda.

Dermatitis Atópica

sábado, 15 de diciembre de 2007

Más de la mitad de los niños con Dermatitis Atópica desarrollarán Asma Bronquial en su juventud...

Madrid, 3 de diciembre de 2007.- Más de la mitad de los niños que sufren dermatitis atópica desarrollarán asma bronquial en su juventud. “Esta enfermedad es sólo el principio de la progresión natural de la patología alérgica, denominada también- marcha atópica-. Ésta comienza en los primeros años de la vida con la aparición de la dermatitis y continúa avanzando hasta que presentan los primeros síntomas de la rinitis y el asma bronquial de origen alérgico”, explica la doctora Consuelo Martínez Cócera, jefa del Servicio de Alergia del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid.

La dermatitis atópica forma parte de lo que se denomina atopia. Este término se define como el estado de hipersensibilidad, derivada de una alteración genética, que presentan algunas personas ante la presencia de sustancias o condicionantes que para el resto de la población son inocuas. Se estima que entre un 65-80% de los pacientes con asma bronquial alérgica y rinitis alérgica tienen con antecedentes familiares de atopia. “La mayoría de los pacientes con dermatitis atópica tienen parientes directos alérgicos. Por ello, la dermatitis es el primer paso de marcha atópica o alérgica que continúa con el asma o la rinitis y en ocasiones, coexiste con la alergia a alimentos”.

En España, la dermatitis atópica afecta a 3 de cada 10 niños menores de cinco años. Según el informe ALERGOLOGICA, elaborado por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) en 2005, en ese periodo de tiempo el 64% de los niños y el 36% asistieron a la consulta de alergia por esta enfermedad.

Además este informe también refleja la proporción de pacientes con dermatitis atópica atendidos en las diferentes comunidades españolas. Así, Castilla León (5,6%), Cantabria (4,7%), Madrid (4,1%) y Cataluña (3,7%) fueron las comunidades donde se diagnosticaron un mayor número de pacientes con dermatitis atópica.

Diagnóstico

La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria de la piel que se caracteriza por la aparición de eccema acompañado de prurito o picor. Se estima que el 50% de los casos de dermatitis comienzan antes de los 6 meses de edad, mientras que al año de vida ya han podido debutar el 90% de los casos.

La doctora Martínez Cócera explica que existen dos tipos de dermatitis: intríseca, cuando la inflamación está causada por agresiones externas a la piel, que producen la pérdida de la capa córnea o protectora de la piel y que puede estar motivada por múltiples razones como falta de hidratación o exceso de higiene y extrínseca, cuando la inflamación se deriva de la sensibilización a un alérgeno –alimento o factores inhalantes-. “La dermatitis atópica tiene un origen genético. La inflamación en la piel se produce a causa de una alteración hereditaria que provoca que el paciente presente altas concentraciones de IgE en los test de diagnóstico”.

Es fundamental realizar un diagnóstico precoz cuando aparecen los primeros síntomas de la enfermedad y tomar medidas de prevención. “Aunque, cuando ya aparece la enfermedad”, asevera esta especialista, “la prevención es secundaria, es decir dirigida a que la enfermedad no progrese a rinitis o asma bronquial por medio de evitar la sensibilización a antígenos inhalantes –polen, epitelios de animales, ácaros u hongos”.

Por lo general, los síntomas de esta enfermedad suelen desaparecer en la edad adulta. “Porque lo normal es que aparezcan los episodios de asma en el momento en que sale de la escena la dermatitis atópica”, apunta la doctora Martínez Cócera.

Corticoides y nuevos tratamientos

Ante la dermatitis atópica, las medidas generales indican no bañar a los niños en exceso y mantener la piel hidratada por medio de lociones específicas para evitar la inflamación.

Hasta la fecha, el tratamiento de la dermatitis atópica se ha basado en la aplicación en las lesiones de cremas con corticoides. “Aunque, debido a los múltiples efectos adversos que poseen estos medicamentos en su aplicación pediátrica, en los últimos años, la investigación en este campo ha dado como resultado otros fármacos como son los denominados inmunomodulares (tacrolimus y pimecrolimus). Éstos medicamentos, de uso tópico, cuentan con un mecanismo más selectivo que los corticoides y, aunque no presentan efectos adversos, no deben aplicarse por debajo de los dos años.

Alergia cutánea en España

En general, la incidencia y prevalencia de las enfermedades alérgicas en España han aumentado, al igual que en el resto del mundo occidental, lo que constituye una de las “epidemias del siglo XXI”. En el caso de la alergia cutánea, los expertos achacan este incremento al uso -o abuso, en ocasiones- de productos de higiene corporal que pueden ser agresivos para el manto protector de la piel, así como la utilización de numerosos productos con perfumes –desodorantes, cremas, etc,- que constituyen potenciales riesgos para la piel. Asimismo, el uso –o abuso por automedicación- de determinados fármacos –antibióticos mal empleados o duración de tratamiento- puede favorecer, a juicio de los expertos, la aparición de manifestaciones cutáneas alérgicas.

Se denomina alergia cutánea al conjunto de patologías clínicas en las que la alergia se manifiesta en la piel, como órgano exclusivo, o acompañando a otros órganos o sistemas. Los principales tipos son: la urticaria, el angioedema heredo familiar y la dermatitis atópica y la dermatitis de contacto o eccema de contacto.

Por patologías y según el informe ALERGOLOGICA 2005, elaborado por la SEAIC se estima que en España, la urticaria afecta a un 20% de la población; respecto a la dermatitis atópica, que afecta principalmente a niños y adolescentes, se estima que afecta a un 17% en menores de 5 años, a un 8% entre los 6-15 años y por encima de esa edad a 1,5% de la población; en el caso de la dermatitis de contacto, supone un 4,2% de la población.

En el caso de producirse una reacción tardía, éstas cursan con lesiones de eccema que aparecen horas o días después del contacto con una sustancia de bajo peso molecular (metales de bisutería, cosméticos, medicamentos tópicos, materiales del trabajo como guantes, cemento, productos químicos...). También, en ocasiones puede ocurrir tras tomar algún medicamento o necesitar de la exposición al sol para que estar reacciones aparezcan”, añade el doctor García Abujeta.

Respecto a las lesiones cutáneas derivadas de estas patologías, también depende del tipo. Las lesiones cutáneas leves, bien por su extensión -exantema fijo medicamentoso, lesiones únicas o escasas que aparecen en la misma zona coincidiendo con la toma de un mismo medicamento o medicamento relacionado- o bien, por su duración -urticaria aguda, cuya duración suele ser horas o pocos días-.

En otras ocasiones las lesiones pueden ser graves por su duración - urticaria crónica, que dura más de seis semanas y en ocasiones durante varios años de forma continuada-, extensión -dermatitis de contacto generalizada-, localización -dermatitis de contacto en manos, que impide al paciente realizar una vida activa ocasionando incapacidades laborales- o repercusión vital -toxicodermias que a veces semejan quemaduras extensas de la piel-.

Estudio alergológico: clave del diagnóstico

Los especialistas en alergología indican que realizar un estudio alergológico del paciente que presenta una reacción cutánea, permite esclarecer los mecanismos alergológicos o detectar patologías relacionadas, lo que mejora la evolución de la enfermedad y disminuye las complicaciones.

Para realizar un diagnóstico preciso de las enfermedades cutáneas inmediatas (urticaria, angioedema), los especialistas emplean habitualmente las pruebas cutáneas de prick e intracutáneas buscando diferentes alergenos responsables (alimentos, medicamentos, parásitos, látex...). Mientras que al estudiar una urticaria crónica, con frecuencia, se debe tener en cuenta que se deben descartar otros padecimientos sistémicos sin desencadenante alergológico mediante diferentes estudios bioquímicos, serológicos e incluso radiológicos”.

En el caso de reacciones retardadas como el eccema de contacto o algunas reacciones alérgicas por medicamentos se emplean las pruebas de parches o epicutáneas. Éstas consisten en colocar unos parches, generalmente en la espalda, y tras varios días se retiran para conocer la reacción presentada en la zona de aplicación. En los casos de dermatitis de contacto, el estudio alergológico tiene un alto porcentaje de resultados relevantes en un 70-80% de los pacientes, aunque, en ocasiones es preciso emplear pruebas de diagnóstico adicionales, según el tipo de problema presentado o la ocupación del paciente. Esto aumenta este porcentaje de resultados positivos.

Tratamiento

Los alergólogos indican que las primeras medidas de tratamiento ante una reacción cutánea comiencen por extremar el cuidado de la piel manteniéndola correctamente hidratada, evitar las sustancias que puedan aumentar la irritación de la piel y el rascado de la zona afectada. Mientras que, en las reacciones más severas, se emplea el tratamiento farmacológico que habitualmente son medicamentos antihistamínicos y corticoides capaces de controlar los síntomas (irritación y picor).

Calidad de vida de los pacientes

Los pacientes que sufren alergia cutánea, principalmente, los afectados por urticaria, son el grupo de alérgicos que consideran más afectada su vida cotidiana por su enfermedad, por encima de los asmáticos y rinitis alérgica.

En ALERGOLOGICA recoge que la urticaria es la enfermedad alérgica que más bajas labores presenta y más afecta al rendimiento escolar. Así, el porcentaje de pacientes con urticaria que han faltado a su puesto de trabajo a lo largo de 2005 fue del 7,7%, -mientras que la muestra general por un problema de índole alérgica arroja un 5,1%-. La media de pérdida de trabajo fue de entre 15-22 días al año.

Para más información. Gabinete de prensa SEAIC. Tel. 91 787 03 00


Modificado el ( sábado, 15 de diciembre de 2007 )