divendres, 11 de setembre del 2009

Jardines ecológicos sobre las terrazas de los edificios

En el 600 aC, como regalo para su esposa, el rey Nabucodonosor ordenó construir enormes terrazas de piedra para cultivar una de las maravillas del mundo antiguo: los jardines colgantes de Babilonia. Milenios después, las terrazas verdes son un recurso urbanístico cada vez más difundido para mejorar el medio ambiente de las ciudades. Y si prospera un proyecto de ley que está estudia la Legislatura porteña, Buenos Aires podría tener sus propios techos verdes.

El proyecto, presentado por el diputado macrista Gerardo Ingaramo, propone modificar el Código de Edificación, incluyendo como alternativa para los techos la posibilidad de hacer superficies cubiertas de vegetación. Esas superficies deberán tener una estructura resistente de doble membrana impermeable e imputrescible, y una lámina geotextil sobre la que se asentará una capa de tierra no mayor a 18 centímetros.

Como estos techos tienen su costo, el proyecto prevé descuentos en la tasa de ABL para los propietarios de los edificios que los implementen. La baja se aplicará de acuerdo al tamaño del jardín, con un 5% para superficies de 1 m2 a 50 m2, un 10% para las de 51 m2 a 100 m2, un 15% para las de 101 m2 a 150 m2, y un 20% para las de más de 151 m2. "La idea es generar un incentivo para que los inversores y desarrolladores hagan propuestas interesantes -explica Ingaramo-. Así se generarían más pulmoncitos verdes en la ciudad, que le devolverían al medio ambiente la superficie de espacio verde que consume el edificio".

Según los fundamentos del proyecto, los jardines en las terrazas reducirían la impermeabilización de los suelos, mejorarían la calidad del aire y del agua, y absorberían el dióxido de carbono, ayudando a disminuir el calentamiento global y el efecto invernadero. También absorberían parte del agua de lluvia, disminuyendo las inundaciones. Además, los habitantes de los edificios con terrazas verdes necesitarían menos recursos para calefaccionar o refrigerar los ambientes, porque la tierra actúa como aislante térmico. Y estarían más protegidos del ruido.

Los jardines en terrazas, balcones y espacios aéreos son una tendencia urbanística mundial. En Nueva York, convirtieron a la High Line, una vía férrea elevada en desuso, en un paseo verde. Y la Trump Tower ostenta un sector escalonado donde florece vegetación. En Chicago, las columnas clásicas del ayuntamiento sostienen una azotea con jardines. Desde 2001, en Tokio la ley obliga a cubrir el 20% de las terrazas de los edificios nuevos o reconstruidos con plantas. Mientras, la Agencia de Medio Ambiente europea estudia fomentar la construcción de edificios con huertas donde crezcan vegetales comestibles para impedir las emisiones de dióxido de carbono.